nunca probé tu brazo junto al mío,
nunca bebimos soles junto al río
nunca supe ni sabré a que sabía
la luna en tu boca cuando huye el día;
nunca engabrielé este señorío
trino a trigo de cereal sombrío
donde nunca, Gabriela, fuiste mía.
Siento nostalgia de la expectativa
de la vaga esperanza de tenerte;
nostalgia de temerme a la deriva.
Conjurados los nunca para verte
revelaron tu boca fugitiva
para tejer los nunca de mi muerte.
Marcelo Jaurane
Excelente, y mirá que para la poesía soy un cavernícola.
ResponderEliminarNo sé por qué me recordó a uno de Petrarca (Dulces aguas claras...), que me siempre me emociona por un motivo que después te digo.
¡Muy sublime, amigo!
ResponderEliminarHermoso,como todo lo que escribes, mi alma
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