Soneto de mi barca náufraga
Pobre mi barca que va a la deriva,
náufraga de sí y sin puerto seguro;
mar adentro, sola, en coto oscuro;
ahíta de zozobras pero viva.
Huérfana de gaviotas, busca tierra;
pero el viento marero la cautiva.
Alta de paradojas, ella aviva
una íntima hoguera de amor y guerra.
Cuando mi dulce barca toque puerto,
dueña de sí, soberbia en su bahía;
plena, dejando atrás el mar abierto,
brillará de luz y gaviotería.
Y todas las tormentas habrán muerto
y sera dueña de sí, y será mía.
Marcelo Jaurane
Encerrar en la forma un fondo; apretar una emoción en la cláusula cerrada, como si atesorara un gorrión entre las manos; ver a Roma con ojos de niño, fraguando un adjetivo con la ternura con que un payaso se inventa una máscara. Con tanta poesía de versos libres, me atrevo a la esclavitud de la forma. Es el cepo estético el que me lleva por caminos desandados, por caminos que otros ya han hecho. Y mi voz es apenas un rumor entre tanta algazara de belleza, pero es una voz al menos.
Datos personales
- marcelo Jaurane
- San Fernando, Buenos Aires, Argentina
- profesor de Lengua, Literatura y Latín
domingo, 11 de agosto de 2013
Etiquetas:
sonetos
profesor de Lengua, Literatura y Latín
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